Eclipse de Sol desde Costa Do Sauípe, Brasil
Por: Silvia Diez de Smith

El eclipse total de Sol del 29 de Marzo 2006, comenzaba en Natal, Brasil, dado que por otras razones debíamos viajar con mi esposo Carlos a unos 5 grados sur de donde se produciría este acontecimiento, cargamos un equipo liviano para intentar observar y en lo posible fotografiar el mismo. Solo llevamos un telescopio refractor Celestron de 102 mm. de apertura y 660 de distancia focal, una cámara digital Olimpus, otra cámara fotográfica Nikon F10 manual y un teleobjetivo Cosina de 70-300mm. Desde Buenos Aires, debíamos hacer escala primero en Salvador de Bahía y quedarnos allí unos días, para luego partir a Costa Do Sauípe, esto hizo que trataramos de llevar la menor cantidad posible de material, quien viaja, sabe que a medida que se avanza, el equipaje parece pesar más y más hasta desear nunca haberlo llevado, así es que acordamos cargar lo mínimo imprescindible.
El evento arrancaría en las costas del nordeste brasileño, más precisamente en Natal cuando despuntara el Sol, para cruzar el Océano, pasar por África, Turquía y parte de Europa. En la latitud que nos encontrabamos, 12 grados sur, el Sol sale muy temprano y también, claro está, se pone muy temprano. Sabíamos que las posibilidades de nubes en el amanecer marítimo, eran más que ciertas, ante esta inquietud, preferimos quedarnos en Costa Do Sauípe y no trasladarnos a Natal, a costa de perder el total y solo tomar una buena parte del eclipse desde la posición en la que nos encontrábamos, como dice el dicho "más vale pájaro en mano que cien volando".
Buscamos una buena posición en un barranco de la costa para instalarnos, pero esto nos limitaba bastante, ya que debíamos hacer una trepada con el equipo, así es que decidimos dejar el telescopio apostado en el balcón que daba al naciente (lamentablemente dos palmeras obstaculizaban la buena visibilidad de la salida del Sol, solo sería visible momentos después que comenzara el mismo) así fue que solo nos trasladamos con las cámaras fotográficas, trípode, teleobjetivo y unos binoculares Celestron de 9X60, pensando que si las cosas venían bien, podríamos batirnos en rápida retirada al hotel y seguir sacando fotos desde allí con el telescopio, ya que solo nos separaban unos 200 metros entre el balcón y el barranco.

Imagen superior: Carlos espera que las nubes se abran, detrás está nuestro ambicionado eclipse.
A las 04:15 de la madrugada Hora local ya estábamos apostados en el sitio elegido, el lugar poseía una hermosa mesa y sillas de tronco para los paseantes que desearan observar el paisaje, para la ocasión, nos venía de perillas. Estábamos solos ya que nadie en las inmediaciones parecía interesado en el evento. Clavamos el trípode y los nervios comenzaron a ganarnos al ver las nubes rozando el horizonte, ya la luz del Sol que pronto asomaría nos hacía sentir mariposas en el estómago. El paisaje era maravilloso, la quietud y el rumor del mar y la selva acompañaban para un romántico amanecer, pero no era ese nuestro momento de romance, el único que deseábamos tener, era con el fantástico encuentro de la Luna y el Sol.

Imagen superior: El eclipse asoma entre las nubes, Carlos capta cuando estoy disparando con la Nikon.

Imagen superior: Al fin, así se vio a través de la Nikon FM10 con teleobjetivo de 300m, película Kodak 100 ASA. Arriba, se ve el planeta Mercurio.

Imagen superior: La última fase tomada con la Nikon desde el barranco. El planeta Mercurio, se ve claramente.

Imagen superior: Toma hecha con el telescopio Celestron de 102mm y cámara digital Olimpus desde el balcón de la habitación.
Ya al ver que eran las 5:15 de la madrugada, hora en que el Sol salía, a pesar de las nubes que se interponían con sus bordes dorados por la luz solar, comenzamos a gatillar las máquinas en busca de un resquicio entre las obsecadas nubes para poder sorprender el momento sublime. Así sucedió, de pronto, entre las nubes lo vimos, allí estaba!!, en todo su esplendor, era un cuadro entre emocionante y estremecedor. Debo acotar a estas alturas, que había olvidado llevar el cable disparador..., así que rogué que mi mano fuera firme y suave para que los espejos de la reflex no incidieran en las tomas que con un poco de suerte, podría hacer. Mi esposo Carlos, intentaba panorámicas de lo que sucedía con la cámara digital, ya que no daba la misma para captar el eclipse en sí. De pronto, el Sol y la Luna lograron salir entre la capa de nubes y así mostrarnos la última "mordida" del eclipse, saqué dos fotos más y juntamos todo tan rápidamente que no recuerdo como lo hicimos. Bajamos la cuesta con mucha suerte de no caernos. Llegamos a la habitación con el corazón desbocado por la corrida, y allí nos esperaba el telescopio, un nuevo fallo nos hizo cambiar de planes, llevábamos la notebook y un ocular CCD, pero..., la batería de la notebook se agotó con la rapidez de un rayo, esto no nos amilanó, sobre un ocular Plössl de 25mm. apoyé la Olimpus digital y al ver en foco, apreté el disparador incasablemente. Se apreciaba maravilloso a pesar de que ya estaba en su etapa final. En ese momento, observo las manchas solares que aparecen por el hemisferio sur, qué momento maravilloso!
Las fotos, no serán espectaculares, nuestro amigo Guilherme Grassmann (ver: 2006-total-eclipse-report.pdf) se encontraba en Natal, y nos envió tomas que muestran una gran nubosidad durante el eclipse, el logró fotos del total, pero con la misma problemática que nosotros, las nubes rasantes del amanecer también estuvieron presentes en Natal que era el punto de partida del total.

Imagen superior: Última toma realizada desde el balcón, finalizado el eclipse, aparecen las manchas solares.
Para nosotros, fue una experiencia inolvidable, el eclipse, se vió embellecido por el paisaje exuberante, Brasil, cálido en su gente y en su clima, nos dio lo mejor de si, el Sol y la Luna, jugaron a las escondidas con las nubes, pero igualmente, nos regalaron el espectáculo de su encuentro.